>>"Me importa demasiado lo que piensen los demás".
- Maria Romar
- 10 oct
- 5 Min. de lectura

¿Te paraliza la idea de lo que otros puedan pensar de ti?
El miedo a decepcionar, el peso de la opinión de los demás, es uno de los bloqueos más comunes que veo entre mis clientes.
No solo afecta a tu manera de hablar en público o de expresarte en reuniones, también condiciona decisiones personales, profesionales y hasta familiares.
Y aunque nos cueste admitirlo, detrás de ese miedo hay una base muy concreta: la necesidad de validación externa.
¿Por qué me importa tanto lo que piensen los demás?
Primero: es normal que nos preocupe en cierta medida la opinión de los demás, porque nos hace sentir bien, valorados, y eso va directo a nuestra autoestima.
El problema se da cuando nuestra autoestima, lo que somos, lo dejamos en manos del otro. Cuando colocamos la responsabilidad de cómo nos sentimos en la aprobación del otro.
El miedo al juicio externo tiene raíces profundas:

Necesidad de validación: sentir que vales solo cuando los demás lo aprueban.
Miedo a decepcionar: temes que el otro te vea como egoísta, ingrata o mala persona.
Patrones familiares: si creciste en un entorno donde “ser buen hijo” significaba obedecer o encajar, aprendiste a callar lo que pensabas para no ser excluida/o.
Control de la imagen: buscas controlar cómo te ven desde fuera, con una visión catastrofista de lo que pasará si no gustas o no cumples.
Has aprendido que es "más fácil" traicionarte a ti misma/o que decepcionar a los demás.
Las consecuencias de vivir pendiente de la opinión ajena
Acomodarte a lo que esperan los demás es una estrategia de supervivencia infantil, la aprendemos todas y todos en la infancia.
Pero cuando esta manera de funcionar rige tus decisiones en la edad adulta, te pasa factura:
Te cuesta decir que no.
Cedes cuando no quieres.
No pides lo que necesitas.
Sientes culpa si te priorizas.
Te invisibilizas para no molestar.
¿El resultado?
¿Qué te voy a contar que no hayas experimentado ya...?
Bloqueo al tener que hacer algo que crees que no es lo que esperan
Frustración por sentir que no haces o dices lo que realmente te gustaría
Rumiación, esa conversación interna que tienes en tu cabeza en la que repites una y otra vez la situación en la que te encuentras o lo que dirías si te atrevieras
Y una autoestima pendiente siempre del OK externo.
La pregunta del millón

Vale, ahora sabes por qué te pasa y el origen de esta necesidad de aprobación.
Como también sabes, porque lo vives a diario, la mala vida que te da y, como dicen mis clientes, "lo absurdo" que es que te pese tanto la opinión ajena.
___________________________________
Si es tan evidente y te limita tanto entonces, ¿por qué te cuesta tanto pasar de la opinión de los demás? ¿por qué sigues queriendo quedar bien?
_____________________________________
Respuesta corta: porque has aprendido que es "más fácil" traicionarte a ti misma/o que decepcionar a los demás.
Respuesta ampliada: porque culturalmente, vivimos empujados por dos motores muy potentes que nos inculcaron desde que nacimos y que no nos cuestionamos lo suficiente. ⬇️⬇️⬇️
El papel de la culpa y el sacrificio
La opinión que tengan de ti los demás te importa tantísimo porque hay dos grandes conceptos trampa que sostienen esta estructura.
La culpa. La culpa cuando dices no. La culpa aparece NO porque hayas hecho daño real, sino porque desafiaste una expectativa y te han enseñado que esto está mal. Que te van a abandonar o a dejar de querer si no cumples con lo que te exigen.
Decir “no” a una reunión familiar tóxica puede desatar más culpa en ti que el hecho de que otros te incomoden o te utilicen.
La glorificación del sacrificio y la renuncia. Lo que significa ser "buena persona" está, en nuestra cultura por lo menos, íntimamente ligado a la idea de sacrificarte por los demás, anteponer su bienestar al tuyo.
Creencias como “ser buena madre se sacrifica siempre por sus hijos” o “las personas que te quieren siempre están ahí para ti” te empujan a anularte. A ser para los demás antes que para ti.
Estas dos grandes losas son, en resumen, lo que hace que te importe demasiado la opinión.
Tanto, como para llevarte a ser y a hacer cosas que no quieres solo por el miedo a no agradar. A no pertenecer.
Si creciste en un entorno donde “ser buen hijo” significaba obedecer o encajar, aprendiste a callar lo que pensabas para no ser excluida/o.

¿Y qué tiene que ver esto con hablar en público?
Mucho más de lo que imaginas.
El miedo a lo que piensen los demás es el mismo que aparece cuando hablas delante tu equipo de trabajo, en una reunión o frente a una audiencia.
La voz interior dice:
💬 “¿Y si me equivoco? ¿Y si piensan que no sé?”.
💬 "¿Y si se piensan que soy engreída/o? "
💬 "¿Y si se creen que no sé lo que digo, que no valgo, que no merezco estar aquí, que me han regalado el puesto, que..."
Es el mismo miedo a decepcionar a los demás que te acaba bloqueando;
🔒 No haciendo eso que querrías por lo que piensen otros; diciendo que sí cuando, en realidad, no quieres;
🔒 No planteando esa pregunta en esa reunión por si se creen que eres tonto/a;
🔒 Repitiendo lo que dicen otros o quedándote callada/o para evitar destacar por miedo a lo que piense alguien.
La verdadera traición
La pregunta clave que yo siempre planteo a mis clientes es: ¿prefieres decepcionar a otros o traicionarte a ti misma/o?
Porque la única traición imperdonable es la que cometemos contra nosotras/os mismas/os, cuando callamos, cedemos y nos anulamos para sostener la aprobación ajena.

¿Eres capaz de sostener la idea de que alguien piense que eres mala persona?
Porque si la respuesta es no, y prefieres aguantar la frustración, la rabia, el malestar y la impotencia por haber cedido porque necesitas que otros te aprueben, lamento decirte que te estás traicionando a ti.
La buena noticia: hay vida después de decepcionar a alguien. Y esa vida es mucho mejor.
El primer paso para salir del bucle
Ya lo sé, estás esperando a que te cuente cómo salir de este bucle.
La salida empieza trabajando tu autoestima y aprendiendo a sostener tu propia voz, incluso cuando otros no la aprueban.
Trabajando el merecimiento, el permiso, el derecho.
Ahí es donde ocurre la liberación.

Si sientes que este miedo te bloquea y no sabes cómo dejar de darle tanto peso a la opinión de los demás, puedo ayudarte.
En mi programa y en mis sesiones de coaching trabajamos estas creencias, la culpa y el miedo al juicio.
Para que empieces a expresarte con seguridad, sin miedo y con una voz que por fin sientas tuya.
Comentarios