top of page

>> El miedo a hacer el ridículo: cómo superarlo y atreverte

Actualizado: 9 sept

miedo a hacer el ridículo


El miedo a hacer el ridículo es uno de los bloqueos más comunes que enfrentamos cuando tenemos que hacer algo nuevo o algo que nos da miedo, como hablar en público, expresarnos en una reunión o simplemente al interactuar con desconocidos.


Este temor nos paraliza, nos impide actuar con naturalidad y, en muchos casos, nos lleva a evitar situaciones en las que podríamos destacar o crecer profesionalmente.


Pero, ¿por qué sentimos este miedo? ¿Cómo podemos superarlo y dejar de preocuparnos tanto por la opinión de los demás? En este artículo te cuento las raíces de esta sensación y algunas estrategias prácticas para enfrentarlo y recuperar la confianza.


El miedo a hacer el ridículo no tiene que ver con tu capacidad.Tiene que ver con todo lo que te contaste (o te contaron) antes de atreverte a intentarlo.


 1. "Hacer el ridículo" no significa nada


En coaching, lo que más me interesa es lo concreto. Y el lenguaje importa.


Por eso, cuando alguien me dice “me da miedo hacer el ridículo”, suelo responder con una pregunta simple:


—¿Y eso cómo se hace exactamente?


Casi nunca hay una respuesta.


Porque “hacer el ridículo” no es una acción ni una experiencia universal, sino una construcción personal a medida. Y lo construyes con tu experiencia y con tus creencias.


Date cuenta que es diferente para cada persona. Para unos es "que se rían de mí", para otros, "quedar como un tonto", "que crean que no debería estar en ese puesto" o, incluso, "equivocarme", "ponerme roja/o o que se me noten los nervios", "equivocarme"...


Hacer el ridículo tiene tantas formas porque es una expresión-saco donde metemos todo lo que nos asusta. Sin embargo, lo importante y lo que hay que analizar es lo que hay debajo de ese concepto.


Justo ahí es donde está el meollo... y el trabajo.




  1. ¿Qué hay detrás del miedo a hacer el ridículo?


Si te fijas hay algo en común en todas estas maneras de hacer el ridículo, que son, a grandes rasgos, la mirada de los demás y nuestra propia mirada sobre nosotros mismos.


Por eso, he resumido aquí las principales razones por las que CREES que estás haciendo el ridículo:


a) Miedo al juicio de los demás


Una de las razones más habituales que comparten mis clientes. Y es que vivimos en una sociedad donde la opinión ajena parece definir nuestro valor y, por eso, buscamos la validación externa constante. Desde pequeños, aprendemos a buscar la validación de los demás y a temer el rechazo social. El miedo al ridículo es, en esencia, el miedo a ser juzgados y no ser aceptados.



b) Experiencias pasadas


Tal vez viviste algún momento de mucha vergüenza en tu pasado y eso te ha dejado una buena marca. Una mala experiencia en la infancia o en la adolescencia puede generar una gran inseguridad y hacer que evitemos cualquier situación similar en el futuro.


Spoiler: no, esta no es la razón más frecuente. Sí lo son la anterior y la que sigue.



c) Perfeccionismo


La segunda razón más frecuente que bloquea a mis clientes. Si creemos que todo debe salir perfecto, cualquier pequeño error nos hará sentir avergonzados.


perfeccionismo

Déjame decirte dos cosas clave sobre el maldito perfeccionismo:


1- La perfección NO existe, como los unicornios. Es una quimera sin forma concreta, sin fin.


2- El perfeccionismo NO te ayuda a avanzar, no te hace mejor sino todo lo contrario.

Perseguir la perfección es la manera que tiene tu mente de no hacer. De no arriesgar. De no dar el paso.



d) Falta de confianza


Cuando no confiamos en nuestras capacidades, cualquier exposición pública se siente como un riesgo. Pensamos que no somos lo suficientemente buenos y nuestro miedo más grande es que al exponernos los demás lo descubran.


 

e) "Comparativitis"


Tener referentes y ejemplos es maravilloso. Compararnos con los demás, especialmente con aquellas personas que creemos que lo hacen bien, es uno de los grandes errores que cometemos los humanos.


Porque nos comparamos con aquello que vemos ahora, sin tener más información, sin conocer la historia de esa persona, su desarrollo, sus circunstancias, sus dificultades.




2. Consecuencias del miedo a hacer el ridículo


El miedo a quedar en evidencia y que se destapen esas supuestas carencias que tienes puede llegar a ser increíblemente limitante para muchas personas. Porque no solo nos hace sentir incómodos, sino que también frena en seco nuestro crecimiento personal y profesional porque nos lleva a:


  • Evitar de oportunidades: dejamos pasar situaciones que podrían beneficiarnos, como hablar en una reunión, aceptar un reto laboral o conocer gente nueva.


  • No ser nosotras/os mismas/os: nos esforzamos tanto en no equivocarnos que perdemos nuestra autenticidad y terminamos actuando de forma rígida y poco natural.


  • Sentir ansiedad y estrés: la preocupación constante por la opinión de los demás genera una gran carga emocional. Es una sensación permanente de estar en la cuerda floja.


  • Estancarnos profesionalmente: la comunicación es clave para el éxito, y si evitamos exponernos por ese miedo al ridículo, nos volvemos invisibles y limitamos nuestras posibilidades de crecimiento.

 

miedo al ridículo


3. Cómo superar el miedo a hacer el ridículo


Como siempre, voy a serte muy honesta: el miedo, como los nervios, no se eliminan. Y quién te prometa lo contrario, te miente. El objetivo nunca puede ser no sentir nada, sino aprender a gestionar el miedo para que no nos paralice.


Aprender a seguir adelante (con nuestro discurso, con las oportunidades que se nos presentan) aún y con nervios.


Para eso, te dejo aquí algunas ideas que, DE VERDAD, te pueden ayudar.


  1. Cambia tu percepción del error


Equivocarse no es fracasar. De hecho, el aprendizaje real se da a través de los errores. Nadie jamás aprendió a ir en bici sin caerse alguna vez. Nadie jamás aprendió a hacer ecuaciones sin equivocarse al simplificar. Equivocarse NO es ridículo, es la manera que tenemos los humanos de aprender.



  1. Desafía tus pensamientos


Los miedos se alimentan en la cabeza. Siempre. Pregúntate: ¿realmente importa tanto lo que piensen los demás? ¿Qué es lo peor que podría pasar si me equivoco? ¿qué es lo peor que podría pasar si se ríen?


La mayoría de las veces, el temor es desproporcionado y tremendamente mental, porque el miedo no es a algo real.



  1. Exponte gradualmente


Si el miedo a hablar en público te paraliza, empieza con pequeños pasos: participa más en conversaciones informales, da tu opinión en reuniones pequeñas y ve aumentando progresivamente la dificultad.


La confianza se construye con evidencias, no de cero.

Y, para ello, necesitas ir acumulando experiencias.



miedo al ridículo

  1. Ponle un poco de humor


El humor es una excelente herramienta para quitarle peso a la vergüenza.


Cuando eres capaz de reírte de tus propios errores les quitas relevancia y carga, y dejan de convertirse en algo traumático para pasar a ser una anécdota.




  1. Practica la autocompasión

Si algo he comprobado en mis años como coach es que las personas somos tremendamente duras y crueles con nosotras mismas.


Jamás le hablarías a alguien a quien quieres como te hablas a ti. Todos cometemos errores, y eso no nos define como personas.



  1. Enfócate en el mensaje, no en ti


Cuando hables en público o expongas tus ideas, concéntrate en el mensaje que quieres transmitir y en lo que estás aportando.


Desviar la atención de ti misma/o (de tu sudor, del temblor, de tu diálogo interno) reduce la ansiedad.


Pensamos que no somos lo suficientemente buenos y nuestro miedo más grande es que al exponernos los demás lo descubran.




4. Ejercicios prácticos para ganar seguridad


Detrás del miedo a hacer en ridículo hay muchísimas creencias, como la de "si no lo hago no sirve" o "no sé suficiente", etc. Y eso se trabaja poco a poco, desde la consciencia, con acompañamiento y siguiendo cada punto del ejercicio anterior.


Si quieres trabajar desde una perspectiva un poco más práctica, aquí te dejo algunos ejercicios para ayudarte más.



miedo al ridiculo

Grabarte en vídeo


Grábate hablando sobre un tema que domines. Luego, mírate con una mirada objetiva y con amor.

Este ejercicio te ayudará a familiarizarte con tu imagen, que es algo que habitualmente genera rechazo, y a detectar áreas de mejora. De mejora, ojo, no de machaque.



Practicar la improvisación


Los ejercicios de improvisación ayudan a ganar soltura y a perder el miedo a cometer errores. Uno que yo uso a veces es el de improvisar durante un minuto sobre un tema cualquiera elegido al azar.

Puedes hacerlo en casa, con amigos o con personas de tu confianza con quien te sientas segura/o.



Exponerte a situaciones incómodas


Haz, al menos una vez por semana, pequeñas acciones que te hagan sentir un poco fuera de tu zona de seguridad. Pequeños retos que supongan un avance, como preguntar una dirección a una persona en la calle, hacer una pregunta durante una charla, hacer un comentario en una reunión o llevar alguna prenda de ropa diferente o más llamativa durante unas horas.


Parecen chorradas pero, créeme, te van a ayudar a vencer esa barrera invisible que te pone la vergüenza.



Visualización positiva

visualización positiva

Ya has imaginado las ciento veinte maneras de que tu presentación acabe mal. Por eso es imprescindible que visualices, también, otras posibilidades. además de la del fracaso.


La visualización positiva es una herramienta perfecta para decirle a tu mente: “También existe la posibilidad de que salga bien.”


¿Cómo se hace? Imagínate hablando con confianza y recibiendo reacciones positivas. Imagínate haciéndolo bien y hazlo varias veces.


Neuro dato: tu mente no distingue entre lo real y lo imaginado.

 



Tu miedo no habla de tu capacidad


El miedo a hacer el ridículo no tiene que ver con tu capacidad.Tiene que ver con todo lo que te contaste (o te contaron) antes de atreverte a intentarlo.


Tiene que ver con creencias que llevas años arrastrando sin cuestionar: que equivocarse es malo, que si no lo haces perfecto no vale, que los demás te están juzgando constantemente, que si te tiembla la voz ya no eres creíble.


¡Y nada de eso es verdad!

No eres menos válida/o por sentir miedo. Pero tampoco tienes por qué vivir limitada/o por él.


coach comunicación

Este miedo no se elimina con un par de tips ni desaparece por arte de magia. Se trabaja.

Poco a poco. Con práctica, con acompañamiento, y sobre todo, con un cambio profundo en tu forma de mirarte y de entender.


Y para eso está mi programa online Comunícate sin miedo.Un proceso completo para ayudarte a superar ese bloqueo, a cambiar tu diálogo interno y a recuperar la seguridad que necesitas para expresarte con libertad.


 
 
 

Comentarios


bottom of page