>>Cómo dar feedback constructivo [sin sentirte mala persona]
- Maria Romar

- 21 nov
- 5 Min. de lectura

Cómo dar feedback constructivo es uno de los mayores retos de la comunicación dentro de las empresas.
No importa si acabas de ascender y ahora lideras a tus antiguos compañeros, si acabas de montar tu propio negocio y empiezas a tener equipo, o si llevas años dirigiendo personas: dar feedback cuesta.
Y cuesta más de lo que se dice.
La mayoría de las personas no se sienten cómodas al hacerlo. Y no porque no sepan qué decir, sino porque creen que lo que se juega ahí no es solo una conversación: es la relación, la autoestima, la percepción que el otro tendrá de ti.
Y eso, obviamente, ese nivel de presión. dispara todos los miedos.
¿Por qué cuesta tanto dar feedback constructivo en los equipos?

Dar feedback a un equipo debería ser una herramienta clave de mejora, pero muchas veces dar feedback constructivo o negativo se convierte en un momento incómodo porque suele hacerse mal o desde un lugar equivocado.
Hay quien lo hace desde el complejo, con frases llenas de rodeos, disculpas y justificaciones:
“No quiero que te lo tomes a mal, pero…”
“A ver, igual soy yo que soy muy exigente…”
Y hay quien lo hace desde el poder, en tono autoritario o condescendiente, buscando imponerse o marcar distancia.
En ambos casos, el mensaje no llega. O bien la persona no entiende qué debe mejorar, o lo recibe como un ataque personal.
Todo mal.
Porque, obviamente, el resultado siempre es el mismo: confusión, tensión y frustración por ambas partes.
Una reunión de feedback es una conversación profundamente estratégica, no un desahogo. Por eso, es fundamental prepararla bien, no improvisar jamás.
El motivo por el que no damos feedback negativo: el miedo a caer mal
Hace poco, una clienta que dirige una pequeña empresa me decía algo muy común:
“Sé que tengo que decirle lo que no está funcionando, pero me cuesta mucho…
no quiero caer mal.”
Y este es el origen de todo. Detrás de la dificultad para dar feedback siempre hay creencias profundas como:
“Si digo algo que no gusta, perderé el cariño o el respeto de los demás.”
"Si les doy un toque me van a odiar o van a pensar que... "[rellena con la fórmula que más miedo te dé]
"Si hago una crítica me van a ver como el malo y me quedaré solo"

Estas creencias, tan humanas y tan inconscientes, hacen que evitemos conversaciones y situaciones tremendamente necesarias.
Pero evitar conversaciones no es cuidar el vínculo. Es todo lo contrario
Y cuando el tiempo pasa y las cosas no mejoran, llega la frustración, el reproche o la explosión.Y entonces, sí: el clima se rompe. Y el vínculo, también, claro.
Dar feedback no rompe las relaciones. Lo que las rompe es no saber hacerlo.
Los dos errores más frecuentes al dar feedback
Hay dos constantes que veo que se repiten de manera constante. No sé si será tu caso, pero seguro que suenan:

No dar feedback a tiempo.
Mira, es así de simple: cuanto más esperas, más se enreda todo.
La persona sigue actuando igual sin saber qué está fallando, tú acumulas frustración, y cuando por fin hablas, el tono ya no es constructivo sino reactivo.
Hacerlo desde la emoción o el juicio.
Si te centras en lo que sientes (“me molesta”, “me decepciona”, “me agota”) o en la persona (“eres despistado”, “no te implicas”), el otro se pondrá a la defensiva.
El foco debe estar en el comportamiento observable y en el impacto que tiene, no en el valor de la persona.
Te pongo un ejemplo
❌ “Eres poco profesional".
✅ “Cuando no entregas el informe a tiempo, el equipo no puede avanzar y tenemos que rehacer la planificación. Y eso implica un desgaste de tiempo y de recursos”

Cómo dar feedback constructivo: tres claves para que funcione
🗒️ 1. El feedback se da sobre la tarea, no sobre la persona
Esto es básico tenerlo en cuenta. No estás juzgando quién es, estás señalando algo que se puede mejorar.
Cuando se entiende así, desaparece gran parte de la incomodidad porque ya no es juicio, es ayuda lo que ofreces.
🖋️ 2. El feedback se prepara
Parece obvio, pero no lo es. Muchas personas improvisan una conversación que es, en realidad, tremendamente estratégica.
Prepararte implica pensar qué quieres decir, qué ejemplos vas a usar y qué resultados esperas. No es un desahogo: es una herramienta de liderazgo.
⏱️ 3. El feedback se da a tiempo
Si no hay margen de reacción no es feedback, es crítica.
Una conversación como esta solo es útil solo si llega antes de que el problema se enquiste y permite que la persona mejore.
Esperar “al momento adecuado” suele ser una forma de postergarlo sin fin y de dejar a la persona sin posibilidad de solucionar el problema.

El miedo a lo que viene después
Y aquí viene el meollo, porque el gran reto no está solo en la conversación. Está en lo que temes que pase después.
Muchas personas evitan dar feedback negativo porque creen que no sabrán sostener lo que venga luego: una cara larga, un enfado, el cambio en el ambiente de la oficina...
Y ese miedo, aunque parezca racional, en realidad tiene una raíz emocional y está sostenido por dos creencias:
“Hablar es sinónimo de conflicto"
y
"No sabré sostener el conflicto.”
Ninguna de las dos creencias son ciertas y, sin embargo, son tremendamente comunes.
Esto ocurre especialmente entre personas que han ascendido recientemente y que ahora deben liderar a quienes, hasta el momento, eran sus compañeras/os, sus iguales. Ese miedo es legítimo, ojo, es comprensible. Pero no es real.
La mayoría de las veces, y si lo haces bien, el conflicto que temes tanto no llega.Y si llega, no destruye la relación: la redefine.
Aprender a dar feedback empieza por trabajar tus creencias
De nuevo, como he dicho mil veces, las creencias son la base de todo.

Por eso, cuando trabajo con personas que tienen equipos a su cargo - ya sean directivas/
os, responsables intermedios o emprendedora/es- no empiezo enseñando fórmulas de comunicación, sino trabajando el diálogo interno: las creencias que te impiden hablar con claridad, el miedo a no gustar, la necesidad de aprobación, la dificultad para poner límites.
Porque cuando eso cambia, la manera de comunicar va detrás y se hace de manera mucho más natural.
Las conversaciones difíciles dejan de ser un problema y se convierten en espacios de crecimiento para ambos.
¿Quieres aprender a dar feedback sin miedo y mejorar la comunicación con tu equipo?

He ayudado y acompañado a muchos profesionales a transformar su forma de comunicarse, logrando equipos más comprometidos, entornos más sanos y mejores resultados.
Y todo empezó cuando dieron el paso.

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