Ser introvertido no significa ser inseguro (ni mal comunicador)
- Maria Romar
- 2 may
- 5 Min. de lectura

¿Alguna vez has pensado que no eres buena comunicándote porque eres introvertida?
¿Has llegado a creer que tu forma de ser es un obstáculo para hablar en público, intervenir en reuniones o relacionarte con los demás con naturalidad?
Si es así, te tengo que decir algo importante: no es tu personalidad lo que te limita, es tu percepción.
O, dicho de otra forma, no es tu introversión lo que te impide comunicarte con soltura, es la inseguridad que has ido construyendo con los años.
Y esto, afortunadamente, se puede trabajar. 🥳
Lo que vas a leer aquí: |

Introversión no es lo mismo que timidez
Aquí va una primera gran confusión que escucho casi cada semana en sesión: mucha gente piensa que ser introvertido es sinónimo de ser tímido.
❗️ Y NO, no lo es.
👉 La introversión tiene que ver con una necesidad interna: las personas introvertidas disfrutan de la soledad o en espacios tranquilos.
No es que no les guste la gente, simplemente no necesitan tantos estímulos sociales y se sienten a gusto sin tanta exposición. Son personas reservadas, por lo general, introspectivas y que tienden a enfocarse en su interior.
Y el rasgo clave: se sienten a gusto con ello.
👉 La timidez, en cambio, tiene que ver con el miedo a ser juzgado, con la incomodidad al tratar con otras personas, con el deseo de pasar desapercibido por temor al qué dirán. Es algo que genera malestar en quien lo vive.
Además, las personas tímidas son a menudo percibidas como frías o incluso maleducadas, o raras y esto, por lo general, deriva en problemas de autoestima.
Una persona introvertida puede ser cero tímida. Y una persona muy extrovertida puede tener un nivel de timidez altísimo.
¿Ves la diferencia?
Y ninguna de estas dos cosas te hace insegura

❗️ Aquí viene la segunda gran confusión:
"Es que soy muy insegura/o porque soy introvertida/o".
De nuevo: NO, no van necesariamente de la mano.
¡Ser introvertido no significa ser inseguro!
La inseguridad es otra historia.
Tiene que ver con la percepción que tienes de ti misma, con tu autoestima, con las creencias que has ido acumulando sobre tu valor, tu voz y tu capacidad.
Y esas creencias, sí, son las que de verdad te frenan cuando tienes que comunicarte.
Creencias como:
"Lo que tengo que decir no es importante".
"Seguro que meto la pata".
"Me voy a poner nerviosa y se va a notar".
"Voy a parecer tonta".
"No soy buena hablando".
“Seguro que piensan que soy rara/o”
¿Te suenan? Son las verdaderas culpables de ese nudo en el estómago cuando hablas en una reunión.
No tu forma de ser. No tu energía. No tu carácter.
La inseguridad no es un rasgo fijo. Es algo que se ha ido formando con el tiempo, a base de mensajes, experiencias, situaciones que te hicieron creer que no eras suficiente.

No tienes que cambiar tu forma de ser. Solo tienes que soltar lo que te frena.
Ser una persona reservada, tranquila, reflexiva o con un mundo interior muy rico no te impide ser un/a gran comunicador/a. ¡Al contrario! Muchas de las personas que mejor saben expresarse tienen ese perfil.
Lo que sí te lo impide es que te creas que no puedes, que te repitas una y otra vez lo mal que lo haces, que te juzgues con dureza cada vez que hablas y no te sale perfecto.
Lo que te impide avanzar es que pienses que esto es lo que hay. Que “tú eres así”.
Porque no.
No eres así: te has convertido en alguien que duda, que evita, que se esconde. Y eso no es identidad, es defensa.
Y la buena noticia es que una defensa se puede desmontar.
La historia que te cuentas se puede reescribir
La inseguridad no es un rasgo fijo. Es algo que se ha ido formando con el tiempo, a base de mensajes, experiencias, situaciones que te hicieron creer que no eras suficiente.
💭 Tal vez desde pequeña viste que hablar en voz alta no era seguro.
💭 Tal vez hiciste una exposición en clase y te bloqueaste y ese momento se quedó grabado a fuego.
💭 Tal vez te has pasado media vida sintiéndote “menos” y ahora tienes miedo a que los demás lo noten.
🖌️ Pero esa historia puede cambiar. Y cambia cuando empiezas a trabajarla.

Hace unos días una clienta me decía que se sentía incómoda cuando estaba rodeada de personas con quien no tenía confianza. Que le costaba entablar conversación.
Y yo le pregunté: “¿Y eso es un problema?”. ¡Porque a mí me parece de lo más lógico, vaya!
Y es que muchas veces confundimos incomodidad con limitación.
Sentirse incómoda en ciertos contextos es normal. Lo que no es normal es bloquearse por completo, callarse lo que uno quiere decir, evitar participar por miedo a hacer el ridículo.
Puedes comunicarte bien sin dejar de ser tú
Aquí es donde empieza la transformación real.
No se trata de que te conviertas en alguien súper extrovertido ni en una persona que da discursos de pie delante de 300 personas (aunque si quieres, también se puede llegar ahí, ¡ojo!).
Se trata de que:
Te quites todas esas creencias de encima
Te aceptes y dejes de querer ser otra persona
Tengas seguridad para decir lo que piensas.
Aprendas a ordenar tus ideas y expresarlas con claridad.
Te sientas cómoda interviniendo, sin ese nudo en el estómago.
Dejes de machacarte por cada cosa que dices.
Empieces a disfrutar de tu propia voz.
Y eso no lo consigues fingiendo que eres otra persona. Lo consigues aceptándote, cuidándote, y trabajando tu autoestima.
Lo consigues cuando entiendes que la seguridad no se hereda: se construye.

Por eso creé el programa Comunícate sin miedo
Porque sé lo que es sentir que tu voz no sale como quisieras. Y sé lo que pasa cuando esa voz, por fin, encuentra su sitio.
En este programa trabajamos paso a paso las creencias que te frenan, tu forma de pensar, tu discurso interno. Y después, te doy herramientas de comunicación para estructurar tus ideas, expresarte mejor, hablar con seguridad.
Sin artificios. Siendo tú.
Porque puedes ser tú misma/o y, al mismo tiempo, ser un/a gran comunicador/a.
Tres preguntas poderosas para reflexionar

¿Qué diferencia hay entre cómo me ven los demás y cómo me veo yo cuando hablo?
¿Qué ideas me repito cada vez que tengo que intervenir?
¿Qué haría si dejara de juzgarme tan duro cada vez que hablo?
Respóndelas con calma.
Y si ves que necesitas una guía para dar el siguiente paso, aquí estoy.
Comentarios