Ser perfeccionista no es una virtud (y te está frenando más de lo que crees)

El perfeccionismo no te hace mejor. Te está limitando.

Si te has dicho alguna vez "es que soy muy perfeccionista" con cierto orgullo o resignación, este post es para ti.

Porque hay una verdad incómoda que necesitas escuchar: ser perfeccionista no es una virtud.

Es una trampa.

Y, lo peor, una trampa disfrazada de fortaleza.

La perfección no conecta con lo mejor de ti. Conecta con la parte más crítica, más insegura y más temerosa. Es una forma de control.

La perfección no existe: es una quimera

Vamos a empezar por el principio: la perfección no existe. Es un concepto abstracto, que no significa nada. Es subjetivo y cambiante.

Un horizonte que se aleja cada vez que crees estar cerca. Una idea que nunca se concreta y que, por tanto, no tiene forma ni parámetros reales.

"Perfecto" no significa nada si no está muy bien definido.

Y, como nunca lo está, lo que hace es mantenerte en un ciclo eterno de insatisfacción y duda. Te está frenando.

El perfeccionismo NO habla bien de ti

Decir que eres perfeccionista no te hace parecer más profesional ni más exigente, my friend.

Y ya sé que esto, probablemente, te está tocando... pero alguien tenía que aclararlo.

Lo que dice de ti, en realidad, es que:

• Avanzas poco, porque esperas que todo esté "listo" antes de dar el paso.

• Arriesgas menos, porque si no va a estar perfecto, mejor no lo intentas.

• Te juzgas con dureza, porque nada es nunca suficiente.

• No encajas demasiado bien las críticas, porque el error te aterroriza

La perfección no conecta con lo mejor de ti. Conecta con la parte más crítica, más insegura y más temerosa. La que no se siente a salvo.

Esa que necesita demostrar que vale a través de logros impolutos.

Esa que no tolera el error ni el aprendizaje.

Esa que se exige tanto que acaba paralizada.

Perfeccionismo no es excelencia

A muchas personas les cuesta dejar de ser perfeccionistas porque creen que el opuesto a la perfección es la mediocridad.

¡¡¡Y nada más lejos!!! Eso es pensamiento binario, y como todo blanco o negro, no se sostiene.

Soltar la idea de perfección no significa conformarse con algo mediocre ni hacer chapuzas.

Porque no tiene que ver con la calidad, sino con la búsqueda de seguridad interna. Lo que buscas es sentirte a salvo del error, de la crítica.

Trabajar con excelencia, sin embargo, te permite avanzar con criterio, con eficiencia, con foco en lo importante.

Significa trabajar hacia la excelencia: la mejora continua basada en criterios medibles, realistas y claros.

Entonces, ¿qué puedes hacer en vez de buscar la perfección?

Empieza por definir tus propios criterios de "suficientemente bien" antes de empezar una tarea.

Escríbelos y descríbelos y utilízalos como checklist para saber cuándo parar, cuándo entregar, cuándo dar un proyecto por acabado.

Este pequeño cambio mental puede ayudarte a soltar la necesidad de pulir sin fin, y empezar a avanzar con confianza.

El MVP: lo contrario al perfeccionismo

Hay un concepto que me encanta, que se usa en desarrollo de producto, en marketing, y en muchos procesos creativos que es el de Producto Mínimo Viable (MVP).

Es la versión más básica y funcional de algo, creada con el objetivo de probar si funciona.

Se lanza antes de que esté pulido. Antes de tenerlo todo claro.

Con fallos.

Con carencias.

Ergo con mucho margen de mejora.

Porque si las empresas lanzaran productos cuando están "perfectos", tendrían unas pérdidas económicas brutales.

Habrían sacado un producto y desarrollado procesos e invertido un dineral en algo que no funciona, que no tiene mercado, que no está bien planteado porque la suposición de la que partían era incorrecta.

¿Por qué me encanta este concepto? Porque es la prueba empírica de que el perfeccionismo es inútil, (por más que tú hayas creído siempre que hablaba bien de ti).

Y porque trabaja la neuroplasticidad. Al entregar un proyecto en este estadio, le estás enseñando a tu cerebro que sigue estando a salvo aunque no todo sea perfecto, aunque haya margen de mejora.

Porque es probando, aprendiendo y corrigiendo como se consigue realmente mejorar.

La mejora nace del avance, no del bloqueo que genera la idea de perfección.

Lo que hay detrás del perfeccionismo

Lo que de verdad sostiene tu perfeccionismo no es el amor por el detalle, sino el miedo.

• Miedo al juicio

• Miedo a equivocarte

• Miedo a no estar a la altura

• Miedo a que se den cuenta de que no eres tan buena como pareces

  
  

Y ese miedo tiene una voz concreta en tu cabeza: la del juez interno que te dice que nunca es suficiente. Que no eres suficiente.

Que puedes hacerlo mejor. Que no está perfecto. Que no vales.

Lo irónico es que, mientras este juez te habla, la vida pasa y los proyectos no avanzan.

Las ideas se quedan en el cajón.

Los sueños se aplazan.

La confianza se erosiona.

No eres menos por soltar la exigencia

Soltar la perfección no es rendirse ni conformarse. Es elegir trabajar bien y vivir mejor.

Es entender que la excelencia no se alcanza persiguiendo la perfección, sino tomando decisiones realistas que te permitan avanzar sin miedo.

Y sí, esto cuesta. Sobre todo si llevas años diciéndote que ser perfeccionista te hace mejor. Pero aquí viene la buena noticia:

Esto se entrena. Y se transforma.

Si esto te resuena, mi programa online es para ti

Si este post te ha removido, si te reconoces en esta trampa de exigencia disfrazada de virtud, quiero contarte algo:

En mi programa online Comunícate sin miedo, trabajamos las creencias detrás de esto en profundidad.

Porque no puedes comunicarte con libertad si tu jueza interna no te deja ni abrir la boca.

No solo te ayudo a ordenar tus ideas y mejorar tus habilidades comunicativas.

Te acompaño en el proceso de soltar las creencias que te frenan, de identificar esa exigencia que se disfraza de perfeccionismo, y de aprender a hablar (y vivir) con más calma, más autenticidad y más eficacia.

Empieza a comunicarte desde la excelencia, no desde el miedo. Tienes toda la info sobre el programa aquí.