[“Yo soy así”]: la mentira que te bloquea al hablar en público (y cómo desmontarla)

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CARTA ABIERTA

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Hola,

Sí, te lo digo a ti.

A ti, que crees que lo tuyo no tiene solución.

Que crees que eso de hablar en público, liderar reuniones o, simplemente, decir lo que piensas con claridad, no es para ti.

Que crees que hay personas que nacieron con ese don y tú, pues tú naciste con otro.

Te entiendo. De verdad que sí.

Sé lo que se siente al pensar: “yo soy así” porque lo he visto muchas veces y lo he sentido también en otros ámbitos.

Sé lo que es creerse torpe, poco clara, poco interesante o poco válida/o para hablar delante de otros.

Y sé lo que es sentir vergüenza hasta por existir en una reunión.

Así que, déjame decirte algo, con todo el cariño del mundo:

No, no eres así.

Deja de engañarte.

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Lo que eres en este momento es el resultado de muchas cosas:

• De experiencias pasadas.

• De lo que aprendiste sobre ti sin darte cuenta.

• De la forma en que tu cabeza ha interpretado esas experiencias.

• Y, sobre todo, de las historias que te sigues contando cada día.

Porque muchas veces, eso de “yo soy así” no es una verdad escrita en piedra.

Es una frase que repetimos tanto que se convierte en identidad.

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No te falta talento, te falta seguridad

¿Que cómo lo sé?

Porque trabajo a diario con personas brillantes que saben que saben, pero no sienten que sepan lo suficiente.

Porque trabajo con personas que, pese a ser expertas en su ámbito y grandes profesionales, no se sienten así.  

¿Cómo puede ser que ocurra esto?

Muy sencillo: porque la seguridad no viene de serie, se construye.

Como una casa. Con ladrillos, con práctica, con aceptación y con método.

No naciste así. Te hiciste.

No, la inseguridad tampoco viene de serie. Al contrario que la seguridad, la inseguridad se deconstruye.

No te voy a engañar: lleva un tiempo, claro. Pero créeme: deshacerte de muchas de esas inseguridades es lo mejor que puedes hacer.

Y lo bueno es que, con método y acompañamiento, puedes.

¿Cómo?

• Trabajando las creencias que te frenan.

• Cuestionando tu narrativa interna.

• Entrenando tu manera de comunicarte, paso a paso, en un entorno seguro.

  
  

 ¿Y si lo que te bloquea no es tu forma de ser… sino lo que crees sobre ti?

Ya, esto que acabo de decir igual te ha enfadado... pasa a menudo.

Pero es que lo veo a diario.

Tu problema NO es cómo eres, sino lo que crees que implica ser así.

➡️ Porque ser introvertido no es un problema.

➡️ Tener miedo escénico no es un defecto.

➡️ Ser insegura/o no es irreversible.

➡️ Y no haberlo conseguido aún no significa que no puedas lograrlo.

Lo que te paraliza no es tu personalidad. Es ese diálogo interno demoledor.

Esa voz que te dice “van a pensar que no valgo”, “no voy a saber qué decir”, “voy a hacer el ridículo”,  “nunca voy a saber”.

Lo que aún no ves, es que esa voz NO eres tú.

Es un disco rayado que alguien grabó hace años y que tú sigues escuchando en bucle.

Cuando lo que has probado no funciona, es hora de mirar más allá.

 

No eres ni la primera persona ni la última que me dice que ya lo ha intentado todo.

Ni la única o el único que viene creyendo que es un caso imposible.

Y como a esas personas, déjame preguntarte: las veces que has intentado superar tu dificultad al hablar en público, ¿has trabajado a fondo tu miedo, tu inseguridad, tu diálogo interno?

¿No? Lo suponía…

Y aquí está justo el problema.

Tú no necesitas solo técnicas para hablar en público.

Tú necesitas, primero, entender por qué te bloqueas, qué te da tanto miedo, qué creencias hay detrás.

Y desmontarlas.

Desde dentro.

Eso es exactamente lo que hacemos en Comunícate sin miedo: un programa que no solo te da herramientas, sino que trabaja contigo la base real del problema: la inseguridad, las creencias, el juicio interno.

Para que dejes de sobrevivir en silencio y empieces a expresarte con presencia.

No tienes que resignarte a vivir con miedo a hablar

No tienes que seguir dejando que otros se lleven el mérito solo porque no puedes soportar ser tú quien presente la propuesta.

Ni normalizar sentirte un fracaso por no haber sido capaz de intervenir en una reunión de padres y madres, de trabajo o de vecinos.

Tampoco tienes por qué seguir sintiendo que has hecho el ridículo después de haber expuesto una idea o planteado una pregunta.

Ni seguir evitando oportunidades por no saber cómo expresarte.

Puedes aprender a comunicarte con seguridad.

Puedes ganar confianza.

Puedes volver a creer en ti.

No es magia. Es proceso.

Y el primer paso es dejar de repetir “yo soy así” como si fuera LA VERDAD y el final de la calle. Porque no lo es.

Si te reconoces en esta carta, entonces es que hay remedio

Si algo de todo esto ha resonado contigo, quizás es porque tu historia no está escrita del todo.

Quizás es porque, de alguna manera, sabes que mereces y puedes vivir mejor.

Porque sabes que resignarte a seguir pasándolo mal solo porque te da miedo o solo porque antes no ha funcionado, no es una buena opción.

Y porque sabes, aunque te cueste reconocerlo, que puedes cambiar esto que tanto te agobia.

Te acompaño, si quieres.

Con cariño,

Maria.